Cierra las puertas que tengas que cerrar y abre tu corazón y tu mente a lo que sí quieres vivir.
Como siempre, enero es un buen momento para hacer el balance de lo sucedido en los 12 meses anteriores y proyectar aquello que deseamos para los siguientes 12.
Aquello que debe quedar en el pasado asegúrate de que se quede ahí. Sin rencores, sin arrepentimientos ni amarguras. No escondas el dolor pero no sigas cargando con él. Déjalo donde pertenece como un recordatorio de aquello a lo que no quieres regresar. Tu pasado es parte de lo que te construye pero no te determina. Las malas experiencias así como las personas indeseables en tu vida debes convertirlas en aprendizajes y motores a partir de los cuales renueves la forma de vivir que deseas.
Dale una nueva dirección a tu vida y a tus intereses. ¿Hace cuánto tiempo que no haces aquello que disfrutabas tanto? Cuando piensas en dar ¿qué lugar ocupas para darte a ti, para hacer por ti? Toma cada uno de los pretextos que utilizaste para no verte a ti misma y guárdalos ahí donde no queden a tu alcance.
Recuerda que aquello que no te des, otros estarán imposibilitados para proveértelo. No confíes en que los demás te van a adivinar tal vez, si corres con mucha suerte, alguien le atine a hacer algo que te agrade pero no apuestes por ello.
Una vida nueva supone vivir sin miedo, sin angustia. Recupera la confianza en ti misma y define el rumbo de tu vida haciéndote cargo de tus propias decisiones. Deja los rincones oscuros y busca la luz que ilumine tu cara y tus ilusiones; encuentra en tu familia o tus amigas y amigos ocasiones para disfrutar de lo que sí tienes.
No busques cicatrices que revivan tu dolor; convierte esas marcas en evidencias de lo que no volverá a suceder porque hoy te das la oportunidad de salir adelante. Todo lo que fue ya no es porque ya no lo permites; cada día tienes la oportunidad de modificar tu rumbo para convertirte en una nueva mujer fuerte y decidida. Vuelve atrás la mirada para valorar todo lo que has logrado, las metas alcanzadas, los momentos de los que pudiste salir aún cuando pensabas que sería imposible; pero nada más.
Descubre todo lo que eres capaz de hacer y disfrutar; plantea nuevos retos en los que puedas dar de ti a los demás ayudando y compartiendo tus experiencias. Cuando has vivido una situación difícil, compartirla te libera de la sensación de ser la única que lo ha vivido y tiendes lazos hacia otras personas que pueden, a partir de tu experiencia, reconocer que sí es posible salir adelante.
Una vida nueva te espera para vivirla en plenitud.
miércoles, 30 de diciembre de 2009
miércoles, 23 de diciembre de 2009
Asertividad: Ni muy muy, ni tan tan…
Cuando hablamos de nuestras diferentes reacciones ante las circunstancias que se nos presentan en lo cotidiano básicamente observamos dos tipos de respuesta: por un lado, la pasividad que coloca a una persona en una situación en la que es recipiente de cualquier tipo de agresiones a las que prefiere no responder o no enfrentar como un mecanismo de defensa, aunque insuficiente, para evitar el conflicto. En el otro extremo, encontramos las respuestas tan agresivas u ofensivas como la recibida originalmente y que únicamente dan como resultado un círculo nada virtuoso en el que únicamente se logra la retroalimentación infinita de la mala comunicación.
Pensarse en una forma distinta a las anteriores puede resultar difícil en un contexto en el que no contamos con las habilidades sociales mínimas para lograrlo pues, por lo general, éstas no se enseñan oportunamente en las aulas de clase o en el comedor familiar.
Debemos comenzar por cambiar ciertos patrones como por ejemplo, el hecho de pensar que hablar de lo que sentimos no es apropiado pues, por el contrario, expresarlo nos ubica frente a los demás en una posición en la que nos dejamos ver tal y como somos. Lo más importante es que tú sepas cuáles son tus limitaciones y tus alcances.
Valorar nuestra autoestima no debe representar objetivos inalcanzables, esto es que, darnos a respetar debe ser lo mismo frente al desconsiderado que en la calle aprovecha la oportunidad para meterse en la fila de las compras que con tu cónyuge cuando no quieres hacer algo que a ti no te corresponde. Decir “NO”, contrario a lo que puede pensarse, no aleja a las personas de ti; lo que las personas observan en tu respuesta, es que eres una persona que pone límites y los respeta.
La asertividad no es una varita mágica que cambiará tu entorno o a la gente que te rodea. Es un proceso mediante el cual se van desarrollando actitudes personales adecuadas, alejadas de los extremos pasivo y agresivo que sin embargo, te proporcionan un ambiente diferente en el que poco a poco se va reemplazando el lenguaje de control (grosero, agresivo o chantajista), por uno empático y respetuoso.
En una situación en la que te parece que lo que está sucediendo no es correcto porque te ofende o te molesta ubica lo que sucede; cómo te hace sentir esta situación, qué esperas que cambie, qué propones y, considera también escuchar lo que la otra persona tiene que decir.
“No. Yo no voy a hacer lo que me pides porque no me corresponde; además, me hace sentir mal que no me tomes en cuenta para decidir. Platiquemos juntos y busquemos soluciones”.
Siempre existe un modo adecuado para expresar los mensajes y es necesario pensar antes de actuar para no dar lugar a respuestas que en otro momento nos hicieran sentir culpa o arrepentimiento por no haber actuado correctamente.
Analiza aquellas circunstancias en las que te es más fácil comunicarte: con qué personas sí puedes hacerlo y con quiénes te resulta complicado o imposible y trata de repetir lo que sí te funciona. Seguramente necesitarás realizar varios intentos antes de convertirte en una persona asertiva tanto con tu familia como con los demás pero no es imposible, no te des por vencida. Recuerda que en la medida en la que te percibes diferente, con más seguridad y más fuerza, los demás también lo harán.
Pensarse en una forma distinta a las anteriores puede resultar difícil en un contexto en el que no contamos con las habilidades sociales mínimas para lograrlo pues, por lo general, éstas no se enseñan oportunamente en las aulas de clase o en el comedor familiar.
Debemos comenzar por cambiar ciertos patrones como por ejemplo, el hecho de pensar que hablar de lo que sentimos no es apropiado pues, por el contrario, expresarlo nos ubica frente a los demás en una posición en la que nos dejamos ver tal y como somos. Lo más importante es que tú sepas cuáles son tus limitaciones y tus alcances.
Valorar nuestra autoestima no debe representar objetivos inalcanzables, esto es que, darnos a respetar debe ser lo mismo frente al desconsiderado que en la calle aprovecha la oportunidad para meterse en la fila de las compras que con tu cónyuge cuando no quieres hacer algo que a ti no te corresponde. Decir “NO”, contrario a lo que puede pensarse, no aleja a las personas de ti; lo que las personas observan en tu respuesta, es que eres una persona que pone límites y los respeta.
La asertividad no es una varita mágica que cambiará tu entorno o a la gente que te rodea. Es un proceso mediante el cual se van desarrollando actitudes personales adecuadas, alejadas de los extremos pasivo y agresivo que sin embargo, te proporcionan un ambiente diferente en el que poco a poco se va reemplazando el lenguaje de control (grosero, agresivo o chantajista), por uno empático y respetuoso.
En una situación en la que te parece que lo que está sucediendo no es correcto porque te ofende o te molesta ubica lo que sucede; cómo te hace sentir esta situación, qué esperas que cambie, qué propones y, considera también escuchar lo que la otra persona tiene que decir.
“No. Yo no voy a hacer lo que me pides porque no me corresponde; además, me hace sentir mal que no me tomes en cuenta para decidir. Platiquemos juntos y busquemos soluciones”.
Siempre existe un modo adecuado para expresar los mensajes y es necesario pensar antes de actuar para no dar lugar a respuestas que en otro momento nos hicieran sentir culpa o arrepentimiento por no haber actuado correctamente.
Analiza aquellas circunstancias en las que te es más fácil comunicarte: con qué personas sí puedes hacerlo y con quiénes te resulta complicado o imposible y trata de repetir lo que sí te funciona. Seguramente necesitarás realizar varios intentos antes de convertirte en una persona asertiva tanto con tu familia como con los demás pero no es imposible, no te des por vencida. Recuerda que en la medida en la que te percibes diferente, con más seguridad y más fuerza, los demás también lo harán.
viernes, 18 de diciembre de 2009
Ojo por ojo: Comunicación agresiva
Ojo por ojo y la humanidad quedará ciega.
Gandhi.
El desquite, la venganza o esperar nuestro turno para cobrar “la nuestra”, parecen ser reacciones normales cuando somos víctimas de un ataque, sin importar qué lo provoque, quién nos lo aplique o dónde nos encontremos. Vamos creciendo y viviendo en una sociedad en la que la violencia y la agresión son temas cotidianos; ya no nos espantan ya no alteran nuestra atención. El chisme y la nota roja venden porque de alguna manera nos hacen sentir más afortunados que el otro o la otra a quien sí agredieron, de quien se burlaron o a quien sí mataron.
Cuando se trata de reaccionar podemos hacerle pensar a nuestro atacante que estamos muertas y no movernos para ver si así lo engañamos y se va. También podemos gritar a todo pulmón para que alguien nos venga a salvar o salir corriendo a ponernos a salvo; pero también hay quien responde con la misma intensidad: insulta, golpea, devalúa, ofende y utiliza cualquier recurso igual o semejante al que fue utilizado en contra suya. Reaccionamos tan violentas o más que quien nos agrede porque todos y todas contamos con un instinto primitivo de supervivencia que nos impulsa a reaccionar.
Pero debemos entender que violencia genera violencia. Si me gritan y grito me volverán a gritar y nadie escucha nada. Si respondo con un golpe igual al que recibí, me expongo a recibir uno más fuerte para dejar claro quién manda.
Es una incongruencia ir haciendo por la vida aquellas cosas que les pedimos o deseamos que los demás no nos hagan: “Si le pegas a tu hermano yo te voy a dar a ti para que veas lo que se siente”. “¿Idiota yo?, el burro por delante… tú antes que yo”.
Y puede parecer natural, incluso se fomenta de muchas maneras socialmente aceptadas (chistes, sarcasmo, burlas) responder la agresión como una manera en la que el agresor sienta lo que se siente ser agredido, pero en realidad es una decisión personal hacerlo o no. Tal vez nos exige más trabajo contestar de una manera tajante, poniendo límites y no permitiendo la agresión que hacerlo en automático sin medir consecuencias y siendo al final, tan victimario como el primero, pero te aseguro que hacer las cosas pensando en ellas en lugar de actuar en automático, hace la gran diferencia.
Cambiar una conducta o una actitud sólo puede suceder cuando la cambiamos desde nuestro interior. Nuestros cambios generan cambios hacia afuera y si dejo de responder con agresión, al menos será el comienzo y aquél que recibiría esa agresión podrá recibir algo diferente y, por lo tanto, reaccionar también de manera diferente. Decídete, intenta hacer las cosas de manera diferente para obtener resultados diferentes.
viernes, 11 de diciembre de 2009
Comunicación pasiva: Di no al silencio.
Existen diferentes formas de reaccionar a situaciones que comprometen nuestra estabilidad pero no todas son adecuadas. Incluso desde pequeños, hay cierta predilección por uno u otro.
Por ejemplo, pensar que el silencio, la pasividad y la no acción sirven para evitar problemas o que tu agresor se enojará menos o que así no habrá conflicto, no es más que un mito basado en el miedo y la sumisión.
Es muy importante entender que el momento en el que empieza la agresión, es decir, en el momento en que otra persona nos pone en una situación incómoda en la que nos hace sentir mal porque se burla de nosotros, nos insulta o ignora o en la que, con actitudes amenazantes como alzar las manos o gritarnos nos intimida y nos hace sentir miedo tenemos que actuar de manera inmediata y decidida. No es adecuado quedarte callada, tu silencio no pone un alto al maltrato (tampoco desear hacerte chiquita para desaparecer funciona) y, por supuesto, negar la situación no aporta ninguna solución al problema.
Con una persona enojada es prácticamente imposible entablar un diálogo; mejor ponte a salvo, el hecho de permanecer ahí, aunque sea calladita, sigue representando una especie de tiro al blanco al cual atacan implacables los dardos de tu agresor. No permitas que el miedo te paralice. Si estás en tu casa, cambia de habitación, da la vuelta y si te es posible sal a la calle y busca alguna persona que te pueda ayudar en ese mismo momento. Si te encuentras fuera de casa y una escena desagradable comienza: apártate y busca un sitio concurrido donde no estés sola. Al primer indicio de una conducta que tú juzgues inadecuada pon un alto inmediato. La pasividad igual que el silencio pueden incluso fomentar la conducta de tu agresor pues éstas le hacen sentir que es capaz de dominarte.
Mira, éstas son las palabras de una mujer que se describe a sí misma tiempo atrás, cuando vivió en una relación destructiva:
“Mi boca servía para comer, mis manos para servir y mi cuerpo para ser golpeado. Aunque intenté hablar con mi boca, cada palabra que salía de ella era motivo de burlas, descalificaciones y en el mejor de los casos de una indiferencia total. Yo podía pensar porque eso si no me lo pudo prohibir jamás, pero preferí siempre guardar silencio para que él no se enojara. De todas formas no sabía qué decirle. Llegó un momento en que por las tardes, al mirar el reloj y ver que ya eran cerca de las seis de la tarde, mis manos comenzaban a sudar: un dolor como de vacío me daba en la boca del estómago y cualquier cosa que estuviera haciendo se quedaba sin terminar. Yo dejaba todo con tal de esperarlo con una sonrisa y toda la casa perfecta para él, pero el miedo nunca desaparecía porque me era imposible saber de qué humor llegaría a casa. Dejaba todo y lo esperaba linda, sonriente y con todo listo para recibirlo aunque nada aseguraba que él no me agrediera porque sobre la mesa del comedor no había suficientes servilletas”.
Poner en palabras lo que piensas y lo que sientes te va dando tu propio lugar frente a ti misma y a los demás. No te permitas pensar que alguien –el príncipe azul, tu mejor amigo o tu papá-, va a venir a salvarte cada vez que estés en una situación difícil. La primera que debe hacerse cargo de ti eres tú. No lo olvides.
Por ejemplo, pensar que el silencio, la pasividad y la no acción sirven para evitar problemas o que tu agresor se enojará menos o que así no habrá conflicto, no es más que un mito basado en el miedo y la sumisión.
Es muy importante entender que el momento en el que empieza la agresión, es decir, en el momento en que otra persona nos pone en una situación incómoda en la que nos hace sentir mal porque se burla de nosotros, nos insulta o ignora o en la que, con actitudes amenazantes como alzar las manos o gritarnos nos intimida y nos hace sentir miedo tenemos que actuar de manera inmediata y decidida. No es adecuado quedarte callada, tu silencio no pone un alto al maltrato (tampoco desear hacerte chiquita para desaparecer funciona) y, por supuesto, negar la situación no aporta ninguna solución al problema.
Con una persona enojada es prácticamente imposible entablar un diálogo; mejor ponte a salvo, el hecho de permanecer ahí, aunque sea calladita, sigue representando una especie de tiro al blanco al cual atacan implacables los dardos de tu agresor. No permitas que el miedo te paralice. Si estás en tu casa, cambia de habitación, da la vuelta y si te es posible sal a la calle y busca alguna persona que te pueda ayudar en ese mismo momento. Si te encuentras fuera de casa y una escena desagradable comienza: apártate y busca un sitio concurrido donde no estés sola. Al primer indicio de una conducta que tú juzgues inadecuada pon un alto inmediato. La pasividad igual que el silencio pueden incluso fomentar la conducta de tu agresor pues éstas le hacen sentir que es capaz de dominarte.
Mira, éstas son las palabras de una mujer que se describe a sí misma tiempo atrás, cuando vivió en una relación destructiva:
“Mi boca servía para comer, mis manos para servir y mi cuerpo para ser golpeado. Aunque intenté hablar con mi boca, cada palabra que salía de ella era motivo de burlas, descalificaciones y en el mejor de los casos de una indiferencia total. Yo podía pensar porque eso si no me lo pudo prohibir jamás, pero preferí siempre guardar silencio para que él no se enojara. De todas formas no sabía qué decirle. Llegó un momento en que por las tardes, al mirar el reloj y ver que ya eran cerca de las seis de la tarde, mis manos comenzaban a sudar: un dolor como de vacío me daba en la boca del estómago y cualquier cosa que estuviera haciendo se quedaba sin terminar. Yo dejaba todo con tal de esperarlo con una sonrisa y toda la casa perfecta para él, pero el miedo nunca desaparecía porque me era imposible saber de qué humor llegaría a casa. Dejaba todo y lo esperaba linda, sonriente y con todo listo para recibirlo aunque nada aseguraba que él no me agrediera porque sobre la mesa del comedor no había suficientes servilletas”.
Poner en palabras lo que piensas y lo que sientes te va dando tu propio lugar frente a ti misma y a los demás. No te permitas pensar que alguien –el príncipe azul, tu mejor amigo o tu papá-, va a venir a salvarte cada vez que estés en una situación difícil. La primera que debe hacerse cargo de ti eres tú. No lo olvides.
lunes, 7 de diciembre de 2009
Violencia Sexual... recobrando valor.
Ella se mira al espejo deseando no ver su cuerpo. Igual que cuando está en manos de aquel que la utiliza como un objeto, como un botín de guerra; como un vertedero de impulsos agresivos y lacerantes. Ella ha intentado en cientos de ocasiones arrancar su piel lavándola con piedras para ver si así desaparecen el dolor y la humillación. No tuvo oportunidad de escapar, de huir, de defenderse o de morir. Ahí, frente al espejo, desea que el tiempo la convierta en un cuerpo invisible, indeseable… intocable.
Ella recuerda el llanto y la tristeza; le robaron la infancia y la inocencia. Su padre, su esposo, un amigo, un vecino o un desconocido la despojaron de su propio cuerpo y lo envilecieron pero no pudieron arrancar la esencia de su ser.
Ella está en el campo, en la oficina, en la casa o en la calle y, donde quiera que esté, representa un capricho que a fuerza de amenazas, golpes o intimidación, algún hombre consigue para luego arrojarla al olvido o la indiferencia.
Ella es madre, es hermana, es hija, es novia, compañera o esposa pero aún no es Ella la que decide.
Ella es un cuerpo que cada mañana se mueve y que respira pero que hace mucho tiempo dejó de sorprenderse y de soñar. Ella ha dejado de vivir pero su cuerpo está ahí, frente al espejo y trata de sanarlo luego de vestirlo.
Ella intenta cada día recomponerse para continuar. Ella se mira al espejo deseando volver a ver la luz en su mirada y el brillo en su piel.
Ella es cada una de las mujeres que sufren violencia, acoso o explotación sexual.
Ella, se mirará a sí misma y será capaz de ser una mujer libre y llena de vida porque se tiene a sí misma. Reconocerá su valor. Su experiencia la llevará a recobrar la fuerza para encontrar el lugar adecuado, la gente apropiada y otra forma de vivir.
Ella recuerda el llanto y la tristeza; le robaron la infancia y la inocencia. Su padre, su esposo, un amigo, un vecino o un desconocido la despojaron de su propio cuerpo y lo envilecieron pero no pudieron arrancar la esencia de su ser.
Ella está en el campo, en la oficina, en la casa o en la calle y, donde quiera que esté, representa un capricho que a fuerza de amenazas, golpes o intimidación, algún hombre consigue para luego arrojarla al olvido o la indiferencia.
Ella es madre, es hermana, es hija, es novia, compañera o esposa pero aún no es Ella la que decide.
Ella es un cuerpo que cada mañana se mueve y que respira pero que hace mucho tiempo dejó de sorprenderse y de soñar. Ella ha dejado de vivir pero su cuerpo está ahí, frente al espejo y trata de sanarlo luego de vestirlo.
Ella intenta cada día recomponerse para continuar. Ella se mira al espejo deseando volver a ver la luz en su mirada y el brillo en su piel.
Ella es cada una de las mujeres que sufren violencia, acoso o explotación sexual.
Ella, se mirará a sí misma y será capaz de ser una mujer libre y llena de vida porque se tiene a sí misma. Reconocerá su valor. Su experiencia la llevará a recobrar la fuerza para encontrar el lugar adecuado, la gente apropiada y otra forma de vivir.
lunes, 30 de noviembre de 2009
Tú puedes ser parte de la solución...
Podría pensarse que sucede más en Ciudad Juárez, Chihuahua, o por allá en el Estado de México y el Distrito Federal, porque son las entidades que más o menos presentan datos pero la realidad supera lo que podemos leer o escuchar en nuestros noticieros pues más del 75 porciento de las agresiones y los crímenes no se denuncian.
Tabasco, Oaxaca, Tamaulipas y otros 10 Estados de la República Mexicana concentran casi el 50 porciento de las denuncias de violencia física de todo el país. Sin embargo, la violencia no es un problema relativo a México; éste es un problema mundial: España, Estados Unidos, Reino Unido, Guatemala, El Salvador, Cuba, Argentina, Francia, Italia, Uganda, Malasia, China al igual que prácticamente la mayoría de los países en este planeta, generan diariamente números que cuantifican los diferentes tipos de violencia contra sus mujeres: física, psicológica, explotación sexual y mutilación, entre otras. Y, es también un problema global: ideas, cultura y educación basadas en la desigualdad, la ignorancia, el control, el miedo y el poder.
Las mujeres agredidas, violentadas y asesinadas se convierten en cifras, números que delatan carencias que como sociedad estamos consintiendo y a las que contribuimos cada uno de nosotros cuando la permitimos, cuando no la denunciamos, cuando cerramos los ojos para no verla y tapamos nuestros oídos para no escucharla.
Quienes desde el hogar fomentan la desigualdad o permiten la explotación, quienes no se involucran en la problemática porque piensan que no es de su incumbencia, quienes desvían la atención para convertir esta enfermedad en una oportunidad política, quienes no alzan su voz para ponerle fin son al final, tan culpables como aquél que la ejerce directa o indirectamente.
La violencia contra las mujeres no es un problema solamente de mujeres. Involucra a todas las instituciones, a todos los gobiernos y los hombres que las representan. A quienes educan y preparan a las futuras generaciones, a quienes representan la ley y vigilan su cumplimiento, a quienes viven en sociedad. Pero sobre todo, nos involucra a ti y a mí que creemos que sí es posible vivir en un mundo sin violencia y nos responsabilizamos de nuestras acciones diarias viviendo con respeto por nosotros y por quienes nos rodean.
Si conoces a alguna mujer que vive en una situación de violencia tu apoyo puede salvarle la vida. Denuncia todo aquel maltrato del que seas víctima o testigo, no fomentes la desigualdad ni la discriminación contra de las mujeres.
25 de Noviembre, Día Internacional para la Eliminación de la violencia contra la Mujer.
viernes, 20 de noviembre de 2009
Agresión física: Cuando el cuchillo no sólo lastima...
Magdalena O. 25 años de edad
A la revisión post mórtem, se describen las siguientes lesiones:1. Inflamación de 5 cm detrás de la oreja derecha.
2. Corte de 1.5 cm en párpado inferior izquierdo.
3. Ausencia por arrancamiento de la uña del dedo pulgar derecho.
4. Moretones en ambas extremidades inferiores, mayores a los 10 cm de diámetro.
5. Herida de 4 cm de longitud y 15 cm de profundidad por debajo de mama izquierda por arma punzo-cortante.
6. Músculo cardiaco seccionado por arma punzo-cortante.
7. Estallamiento de varios órganos vitales.
Magdalena fue atacada por quinta vez –según consta en actas previas- por Felipe, el padre de su hija Celia de 3 años de edad. Golpes, patadas y una puñalada arrebataron la vida a esta mujer. Según las palabras de Felipe “No era mi intención matarla pero ‘ora ya ni modo, a ver si la escuincla si aprende desde chiquita a no meterse a discutir con su marido ni con su padre”.
En cinco ocasiones anteriores Magdalena acudió a la Procuraduría General de Justicia del Estado para rendir declaración por las golpizas que Felipe le ponía. Ninguna de las anteriores procedió para la detención y consignación de Felipe pues en las mismas 5 ocasiones, Magdalena le otorgó el perdón retirándose por lo tanto las acusaciones. Magdalena nunca se atrevió a continuar los procesos pues entendía que si Felipe se iba a la cárcel no podría pagar la renta, los transportes y la comida a Celia, su hija. Además cuando Felipe saliera de la cárcel, iba a estar más enojado y entonces “sí que la pondría pareja por andar de chismosa”.
Aún cuando Magdalena contaba con más estudios que Felipe, no se sintió nunca con la capacidad o la fuerza necesarias para sacar adelante a su hija. Magdalena pensaba que no podía terminar con la unión que Dios había bendecido y que Felipe sería el único padre que educaría a Celia, aunque la despreciara un poquito porque le tocó nacer la primera siendo mujer. Pensó que mientras fuera a ella a quien Felipe dirigiera sus golpes no habría mayor problema y que siempre aguantaría todo con tal de proteger a Celia.
Hoy Magdalena no sufrirá más. No aguantará más palizas ni los malos tratos. Hoy Magdalena no podrá cuidar más a su pequeña hija.
Sirva mi voz para gritar las palabras de aquellas que ya no podrán hacerlo y a quienes no se les permitió acceder a otra forma de vivir porque no tuvieron las oportunidades; porque no tuvieron una mano amiga que las apoyara; porque no tuvieron la fuerza necesaria; porque no supieron que existe la otra forma de vivir.
viernes, 13 de noviembre de 2009
Agresión verbal: el cuchillito de palo que no corta pero cómo lastima...
- ¡Cómo serás lenta! De plano deberías llamarte Lentalia- le dice Alfonso a Natalia mientras ella corre detrás de él para alcanzarlo.
- ¡Cálmate Alsosno! Si tú llegaras a tiempo... pero a ti, eso de ser puntual ¡te saca ronchas!
- ¡Uy sí! Tú muy fina ¿no? Con esa faldita y tus pasitos más pareces una… de la esquina.
- Por lo menos yo me arreglo y no traigo la almohada en el pelo.
- ¡Ora resulta! Pero así te encanto y ahora pa’ que se te quite tú pagas el cine.
- No más porque tengo muchas ganas de ver esta peli… pero claro, ¡tenía que salirte lo chafa!
- ¡Cállate y Paga! Te espero adentro y a ver si te apuras con las palomitas.
- ¿Todavía que yo voy a pagar? ¡Poco hombre!
- ¡Ahora sí te la rifaste! A ver si te vas calmando. A mí me respetas ¡Idiota! Y párale a la escenita. Además de lenta, chillona… ¡Ya, ya! A ver dale su besito a este rey pa’ que se me baje el enojo al fin que de todos modos te quiero y lo sabes.
¿Lo sabe?
La agresión verbal daña tanto como cualquier otro tipo de violencia. Evidente o no, la violencia no demuestra de ninguna manera amor. El amor no se sufre, no causa daño ni saca ventaja de alguien más.
Natalia y Alfonso viven la agresión, la humillación y la falta de respeto como si fueran parte de su “noviazgo”. Nada más alejado de una buena relación.
Una falta de respeto se convierte en burla, la burla da pie al enojo, las respuestas son cada vez más hirientes y, como consecuencia, se observa una relación disfuncional: una lucha de poderes con toda la intensión de lastimar y de establecer un vencedor sobre un vencido.
Las palabras, como armas, lastiman, provocan pena, oprimen y duelen en el alma igual que las cicatrices en la piel.
Natalia reacciona tan agresiva como el propio Alfonso. Ella no pone un alto. Los actos agresivos de uno generan reacciones violentas en otro y, en un instante, ambos buscan y promueven el malestar del otro.
Para pelear se necesitan dos. La agresión verbal se confunde entre los juegos, los chistes y las bromas pero se distingue de estas porque es constante, en distintos escenarios siempre la misma burla, el mismo cuento una y otra vez sobre la falta o el defecto y va subiendo de tono. Un “cuchillito de palo que no corta pero cómo lastima”.
Debemos aprender a no engancharnos en estas situaciones y no permitir que se nos haga sentir mal, apenadas, agraviadas o insultadas. En cuanto te percibas sintiendo algo similar, debes poner un alto total. Da la vuelta y retírate. No discutas. No contestes igual. En otro momento, si así lo deseas, le indicarás a tu pareja el hecho, lo que sentiste y lo que esperas que suceda en adelante. Sin agredirlo pero firme. No busques hacerle lo mismo que te hizo. Comienza por respetarte a ti misma y no te conviertas en oponente de tu agresor. Ése no es tu lugar.
- ¡Cálmate Alsosno! Si tú llegaras a tiempo... pero a ti, eso de ser puntual ¡te saca ronchas!
- ¡Uy sí! Tú muy fina ¿no? Con esa faldita y tus pasitos más pareces una… de la esquina.
- Por lo menos yo me arreglo y no traigo la almohada en el pelo.
- ¡Ora resulta! Pero así te encanto y ahora pa’ que se te quite tú pagas el cine.
- No más porque tengo muchas ganas de ver esta peli… pero claro, ¡tenía que salirte lo chafa!
- ¡Cállate y Paga! Te espero adentro y a ver si te apuras con las palomitas.
- ¿Todavía que yo voy a pagar? ¡Poco hombre!
- ¡Ahora sí te la rifaste! A ver si te vas calmando. A mí me respetas ¡Idiota! Y párale a la escenita. Además de lenta, chillona… ¡Ya, ya! A ver dale su besito a este rey pa’ que se me baje el enojo al fin que de todos modos te quiero y lo sabes.
¿Lo sabe?
La agresión verbal daña tanto como cualquier otro tipo de violencia. Evidente o no, la violencia no demuestra de ninguna manera amor. El amor no se sufre, no causa daño ni saca ventaja de alguien más.
Natalia y Alfonso viven la agresión, la humillación y la falta de respeto como si fueran parte de su “noviazgo”. Nada más alejado de una buena relación.
Una falta de respeto se convierte en burla, la burla da pie al enojo, las respuestas son cada vez más hirientes y, como consecuencia, se observa una relación disfuncional: una lucha de poderes con toda la intensión de lastimar y de establecer un vencedor sobre un vencido.
Las palabras, como armas, lastiman, provocan pena, oprimen y duelen en el alma igual que las cicatrices en la piel.
Natalia reacciona tan agresiva como el propio Alfonso. Ella no pone un alto. Los actos agresivos de uno generan reacciones violentas en otro y, en un instante, ambos buscan y promueven el malestar del otro.
Para pelear se necesitan dos. La agresión verbal se confunde entre los juegos, los chistes y las bromas pero se distingue de estas porque es constante, en distintos escenarios siempre la misma burla, el mismo cuento una y otra vez sobre la falta o el defecto y va subiendo de tono. Un “cuchillito de palo que no corta pero cómo lastima”.
Debemos aprender a no engancharnos en estas situaciones y no permitir que se nos haga sentir mal, apenadas, agraviadas o insultadas. En cuanto te percibas sintiendo algo similar, debes poner un alto total. Da la vuelta y retírate. No discutas. No contestes igual. En otro momento, si así lo deseas, le indicarás a tu pareja el hecho, lo que sentiste y lo que esperas que suceda en adelante. Sin agredirlo pero firme. No busques hacerle lo mismo que te hizo. Comienza por respetarte a ti misma y no te conviertas en oponente de tu agresor. Ése no es tu lugar.
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viernes, 6 de noviembre de 2009
Violencia económica... ¿miedo, ignorancia o costumbre?
“Hija, ya lograste terminar la secundaria y a partir de ahora ya no necesitas estudiar. Pagarte la escuela sería desperdiciar tiempo y dinero; eso déjaselo a tu hermano Miguelito, que aunque le cuesta más trabajo, a él le toca. Ahora lo único que tienes que hacer es preocuparte por encontrar un buen marido que trabaje y te mantenga y darnos a tu padre y a mí la satisfacción de ser abuelos. El éxito de las mujeres está en ocuparse de su marido y de su familia” -fueron las palabras que su madre dedicó a Irma el día que terminó la secundaria.
Rosario ganó un ascenso en su trabajo. Para festejar, invitó a su novio a cenar y cuando le dio la noticia, el noviazgo terminó pues para José Luis es muy difícil manejar una situación en la que su mujer gane más dinero que él. Sin embargo, él está dispuesto a regresar con ella cuando se le pase “la novedad” y comprenda que es mejor para “ambos” que no acepte el ascenso pero tengan una relación feliz.
Los sábados son días complicados para Marilú; se levanta muy temprano para ir en metro y llevar a los niños con su madre quien vive al otro lado de la ciudad y se los cuida mientras va a la universidad. De regreso, luego de dos peseros distintos y más de dos horas de recorrido, los recoge y se va a la comida semanal que se organiza en casa de su suegra, donde Pedro la espera luego de jugar futbol en el parque de la colonia y haber lavado el carro que Marilú está pagando desde hace dos años pero que él “necesita” para llevar a sus amigos de regreso a casa después del partido.
Una y otra vez podemos escuchar historias semejantes en las que la violencia económica es ejercida sobre muchísimas mujeres. Como amenaza, como limitación o como ejercicio del poder sobre ellas y, en consecuencia, deteniendo su desarrollo o deteriorando su condición de vida.
Ahora bien, siempre pueden cambiarse estas condiciones. Por ejemplo, negociando, estableciendo límites con la pareja y con la familia, comunicando claramente lo que se quiere pero también lo que estás dispuesta a hacer o no por los demás.
Todos los días millones de mujeres aportan al progreso institucional, empresarial y familiar y no hay ninguna razón por la cual pensar que debamos elegir entre una u otra como única actividad. Todas son labores compatibles siempre que se comprenda que deben ser compartidas y que el hecho de trabajar, estudiar o dedicarse al hogar es una decisión libre y responsable.
En la medida que cada mujer se valora a sí misma y a lo que hace, transmite a quienes la rodean el gusto, la importancia y el amor por sus acciones provocando así la otra forma de vida: sin ser víctima de la violencia económica se transforma la visión equivocada de quienes por miedo, ignorancia o costumbre la juzgan condicionan o limitan.
Rosario ganó un ascenso en su trabajo. Para festejar, invitó a su novio a cenar y cuando le dio la noticia, el noviazgo terminó pues para José Luis es muy difícil manejar una situación en la que su mujer gane más dinero que él. Sin embargo, él está dispuesto a regresar con ella cuando se le pase “la novedad” y comprenda que es mejor para “ambos” que no acepte el ascenso pero tengan una relación feliz.
Los sábados son días complicados para Marilú; se levanta muy temprano para ir en metro y llevar a los niños con su madre quien vive al otro lado de la ciudad y se los cuida mientras va a la universidad. De regreso, luego de dos peseros distintos y más de dos horas de recorrido, los recoge y se va a la comida semanal que se organiza en casa de su suegra, donde Pedro la espera luego de jugar futbol en el parque de la colonia y haber lavado el carro que Marilú está pagando desde hace dos años pero que él “necesita” para llevar a sus amigos de regreso a casa después del partido.
Una y otra vez podemos escuchar historias semejantes en las que la violencia económica es ejercida sobre muchísimas mujeres. Como amenaza, como limitación o como ejercicio del poder sobre ellas y, en consecuencia, deteniendo su desarrollo o deteriorando su condición de vida.
Ahora bien, siempre pueden cambiarse estas condiciones. Por ejemplo, negociando, estableciendo límites con la pareja y con la familia, comunicando claramente lo que se quiere pero también lo que estás dispuesta a hacer o no por los demás.
Todos los días millones de mujeres aportan al progreso institucional, empresarial y familiar y no hay ninguna razón por la cual pensar que debamos elegir entre una u otra como única actividad. Todas son labores compatibles siempre que se comprenda que deben ser compartidas y que el hecho de trabajar, estudiar o dedicarse al hogar es una decisión libre y responsable.
En la medida que cada mujer se valora a sí misma y a lo que hace, transmite a quienes la rodean el gusto, la importancia y el amor por sus acciones provocando así la otra forma de vida: sin ser víctima de la violencia económica se transforma la visión equivocada de quienes por miedo, ignorancia o costumbre la juzgan condicionan o limitan.
viernes, 30 de octubre de 2009
Cómo preparar un Caldo de Ranita...
En gustos se rompen géneros…
pero también se destruyen dignidades.
Ingredientes:
- Una ranita viva de preferencia hembra
- Agua (la necesaria a temperatura ambiente)
- Un recipiente resistente al calor.
- Calabacitas tiernas
- Condimentos:
- Sal, pimienta, canela en raja.
Modo de preparar:
Considere que para cocinar la ranita viva se deberán cuidar algunos detalles específicos. Los seres vivos que han de convertirse en un el deleite al paladar, dada su condición de frescura y buen estado, no pueden ser incorporados abruptamente al agua hirviendo; de hacerlo así, podrían suceder dos cosas:
a) que la ranita al contacto con el agua en ebullición responda instintivamente, y haciendo acopio de fuerza y agilidad brinque inmediatamente del recipiente provocando tremendo desastre y tal vez hasta la pérdida del ejemplar; o
b) que en el caso de permanecer en el agua hirviendo, la ranita sufra innecesariamente alterando así el sabor de nuestro caldo de manera desagradable y culposa.
Si usted cuenta con una selección vasta en animales vivos para deleite del paladar, se recomienda no mezclar, por ejemplo, langostas con ranitas, ya que el agua salada no es un medio adecuado para ranitas, consiéntalas y apapáchelas desde que las adquiera hasta que las cocine. De preferencia escoja usted una ranita hembra pues, a diferencia de los machos, su apariencia es más robusta y agradable.
Ahora bien, se sabe que la sangre de las ranitas es fría. Mejor dicho, la temperatura de su sangre es similar a la temperatura ambiente. Gracias a esta característica propia de las ranitas, debemos preparar nuestro caldo de tal forma que no sea una odisea de persecución; que no se vea comprometido el delicioso sabor de la ranita pero tampoco la conciencia de usted por propinarle una serie de palos mientras la persigue o por tener que hundirle un cuchillo estando viva. La tarea será verdaderamente fácil si colocamos a la ranita dentro del recipiente lleno de agua a temperatura ambiente sobre la flama mínima que alcance su hornilla y posteriormente, de forma gradual y lenta, incrementamos hasta alcanzar el punto de ebullición; así el tiempo podrá determinarlo de acuerdo a su gusto por una carne más o menos suave, y puede usted estar segura de que la ranita no sufrirá con esta muerte lenta pues prácticamente no percibirá el aumento del calor. Una vez hirviendo, incorpore las calabacitas tiernas, saltee y condimente al gusto con la rajita de canela. Limón y chilito son buenos complementos.
Por cierto, la presencia de la violencia en nuestras vidas ha seguido un curso increíblemente similar a la elaboración de un buen caldo de ranita. Empieza sutil y difuminada, socialmente aceptada: chistes, burlas, sarcasmo, indiferencia, uso de un lenguaje “moderno y entre cuates”, una mirada inquisitiva, una orden, un pellizco, un empujón, una nalgada... Y de a poco, aumenta: la persona violenta recurre a medios cada vez menos sutiles para producir los efectos necesarios; la víctima de violencia, como la ranita, se acostumbra a lo sublime del inicio y no es consciente de que ha entrado en una relación que también vale decir, incluye acciones que en apariencia no son violentas ni agresivas como escribir lindas cartas llenas de arrepentimiento (chantajes), regalar flores (regalos de culpa), subsanar heridas o moretones con besos o caricias (como agregar calabacitas tiernas para la presentación del caldo de ranita) pero en las que la muerte puede ser, y es en muchos casos, el resultado final.
¡CERO TOLERANCIA A LA VIOLENCIA FÍSICA, PSICOLÓGICA, ECONÓMICA, INTELECTUAL!
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lunes, 26 de octubre de 2009
Tu felicidad está en tus manos... ¡Decídete ya!
Justo antes del amanecer la oscuridad parece no llegar a su fin. Sin embargo, la luz aparecerá sutil, casi imperceptible pero inevitable. Puede suceder que las nubes impidan al sol brillar intensamente y que el frío nos invite a no movernos pero, sin importar el clima, sabemos que el sol sigue ahí y todo lo que hacemos para evitar que el mal tiempo interfiera con nuestra rutina, deberíamos aplicarlo también en aquellas situaciones en las que nuestros ánimos se nublan y nos sentimos chiquitas, tristes, inseguras o débiles.
Mucho depende del ánimo con el que nos enfrentamos al mundo. Buscar ser perfectas, además de innecesario, es frecuentemente inútil y nos deja con sentimientos de frustración que son contrarios a lo que deseamos.
Un día nublado se enfrenta preparando nuestra ropa para salir bien abrigadas y no enfermarnos. Sabemos que si no sale el sol pasaremos un día frío y que quizá estemos tristes por su ausencia. En nuestra cotidianidad deberíamos hacer igual. No todos los días son perfectos pero sí podemos prepararnos para aquellos en que las cosas se pongan difíciles; igual que cargamos nuestro paraguas por si llueve o el suéter para que no nos sorprenda el frío de la tarde, también debemos llevar siempre con nosotras la creencia firme de que podremos levantarnos y continuar.
No todos nuestros días serán soleados pero si además de un buen café cada mañana bebemos una taza de amor propio endulzado con terrones de confianza y paciencia, éstos harán del clima más adverso una experiencia para crecer y fortalecernos.
Podemos ser el sol y brillar o, permanecer escondidas tras las nubes. La forma en la que nos pensamos tiene mucho que ver con lo que esperamos de nosotras. Nuestras actividades cotidianas van de la mano con nuestra manera de enfrentar los problemas y las opciones que nos demos para resolverlos.
Si la lluvia del desencanto nos atrapó, busquemos el resguardarnos al cobijo de nuestros amigos. Pidamos consejo, escuchemos las experiencias de los otros y pongamos a prueba nuestra paciencia. Los cambios no suceden por arte de magia.
Encontraremos en el camino de la vida rutas sencillas pero también nos esperan sendas complejas y mal tiempo. Así como tomamos precauciones para cubrirnos del frío, seamos precavidas por si comentemos errores a lo largo de nuestro día. Si olvidamos el suéter del buen ánimo, recurramos a la bufanda del amor propio. No hay varitas mágicas para resolver los problemas. En cambio, contaremos siempre con nuestra capacidad para reponernos, tomar un respiro, evaluar nuestro comportamiento y fijarnos metas que sean alcanzables.
No pensemos en correr si aún no caminamos. El autoconocimiento y la fortaleza se construyen a lo largo de la vida, el empoderamiento no es una meta, es un proceso que nos va a permitir estar mucho mejor con nosotras y con el lugar que ocupamos en nuestro mundo.
No pongas en manos de otros tu dicha o tu infortunio. La única que tiene en sus manos tu felicidad, tu fuerza y tu vida eres tú. No le des a otros la oportunidad de hacerte daño, cada quien es responsable de sí. No hay excepción. Si se trata de buscar el bienestar, encuéntralo en tus gustos, sigue tus ideales y crece tanto como quieras. ¡Brilla para ti todos los días y realiza tus sueños!
viernes, 16 de octubre de 2009
¿Ya empezaste a comunicarte contigo misma? ¡Trabaja en tu autoestima!
La otra forma de vivir -esa que reconocemos en algunas mujeres afortunadas y que por alguna extraña razón pensamos que nosotras no merecemos, que no es real, que sólo le sucede a las suertudas, en pocas palabras, que la pueden tener todas menos tú- empieza a suceder cuando nos valoramos y nos vemos al espejo sin desear que se rompa en mil pedazos. Cuando te permites sentir que cada una de tus faenas es valiosa por que tú las realizaste; cuando decides escucharte para no ir en contra tuya y ya no prestas oído a lo que te duele ni a lo que, desde afuera, otros dicen que quieren cambiar en ti.
Pensemos en todo lo que implican nuestras labores, en lo mucho que les dedicamos a los otros a lo largo del día (y de la noche) y valoremos desde este momento cada acción pues lo más importante que hay en nuestras vidas somos nosotras mismas: sin nosotras nada de eso ocurriría.
Pudiera parecer extraño pero si aún no lo has intentado, ¿qué tal empezar por hablarte y comunicarte contigo? Sí, eso de escucharnos y hablarnos a nosotras mismas no es “cosa de locas”. Se trata de poner mucha atención a lo que nuestra voz interior nos grita y a la que no hacemos mucho caso. Esa voz nos ha dicho en varias ocasiones que algo no está bien, pero generalmente la ignoramos y terminan siendo otros quienes, desde afuera, nos dicen lo que está bien o mal, sin ponerse realmente en nuestros zapatos. El ensayo y el error son la parte emocionante de ponernos a prueba, pero si decidimos hacerle caso a los demás, nos perdemos la oportunidad de saber si teníamos o no la razón y será más fácil encontrarnos sintiendo frustración y enojo.
Pero cuidado, si fallas, tampoco seas demasiado dura contigo: Apapáchate y dedícate los minutos que quieras al día para reflexionar, disfrutar y dejar de lado tus temores, angustias y reclamaciones.
¿Qué tal si empezamos a pensar y a hacer las cosas de manera diferente? Vamos a dejar de comprarnos ideas y malas interpretaciones como eso de que pensar en nosotras mismas es egoísmo; que eso de ver por ti antes que por tus hijos, tus padres, tu pareja, tu jefe o tus amigos es de muy mal gusto o incorrecto. En realidad no es así. Si quieres ayudar, cuidar de alguien, amarlo o hacerlo feliz no podrás lograrlo si no empiezas por ti. Podrás ofrecer mucho más cuando hayas podido darte a ti en primer lugar y no dejarte al último. Imagínate, si no decimos lo que queremos (porque nos da miedo, vergüenza, o por cualquier otra razón), esperando que nos adivinen el pensamiento, los deseos o las necesidades (y entonces será mejor esperar sentadas), si nosotras no nos lo damos ¿por qué otros tendrían que hacerlo?
Colmarte de lo mejor de la vida, de ese amor incondicional y pleno es: la otra forma de vivir.
¡Vamos a Intentarlo!
viernes, 9 de octubre de 2009
El autoconocimiento, un viaje hacia la infancia...
En el camino del empoderamiento, las mujeres que vivimos o hemos vivido la violencia de género, habremos de viajar hacia la infancia y recordar de qué manera cada una nos fuimos relacionando con nuestras figuras más cercanas: los padres. Desde ahí, el AUTOCONOCIMIENTO nos ayudará a entender por qué llegamos a donde estamos.
Presentes o ausentes papá y mamá son los referentes que nos marcan para ser, hoy por hoy, lo que somos: consentidas, demandantes, dependientes, autónomas, seguras ó temerosas en la forma de establecer relaciones con una pareja sentimental.
Si algo de esto te choca ¿será que te checa?
A veces sucede que reconocemos algo que nos disgusta (por ejemplo, que el galán nos deje plantadas para ir al cine), pero no establecemos un límite claro para que no vuelva a suceder y por el contrario, sin darnos cuenta, provocamos que se repita (aunque sea tardísimo hacemos lo posible por verlo olvidando que nosotras queríamos ir al cine).
La indiferencia, la agresión o la sobreprotección, vividas durante la infancia, se repiten en nuestra vida adulta porque son como el molde en el que ya la forma está dada y, sólo lo que coincide con esa forma es lo que experimentamos una y otra vez pues es lo que conocemos. ¿Alguna vez has pensado que más vale alguien malo por conocido…?
A través de nuestras historias nos vamos llenando la cabeza de falsas explicaciones y el corazón de acciones ilógicas que nos mantienen (con alfileres) en relaciones que realmente no deseamos: necesidades de reconocimiento, de afecto, de compañía; la necesidad económica o cualquier otra y, la verdad, es que necesitamos estar muy alertas ante estos “argumentos” (por no decir pretextos) que nos mantienen en esa relación pues en el fondo, y algunas veces sin notarlo, nos hace sentir mal. Las necesidades generalmente se convierten en ganchos que embonan perfecto con la dependencia.
Durante la infancia el temor al abandono se combate con buenos comportamientos, con dar lo que se espera para no sufrir rechazo, con no expresar sentimientos para no provocar enojo o simplemente buscando la forma de agradar para que no te hagan a un lado. ¿Alguna vez te dijeron que calladita, te veías más bonita?
Cuando se ha crecido en un ambiente en el que la responsabilidad por una misma se delega (pues hay que ver primero por los otros), y se compra la idea de que sufrimiento, enojo, impulsividad o cualquier reacción de los demás es consecuencia de lo que tú haces o dejas de hacer, entonces, no es difícil entender que la sumisión promueva el miedo a actuar, a tomar decisiones, a enfrentarse a la vida pues cualquiera de estas acciones, muy probablemente, tendría como fin terminar con la relación que (aparentemente) hasta ahora y para ti, da sentido a tu vida.
La otra forma de vivir es empezar por descubrir tu propia historia, entenderte y amarte tal como eres. Lo que tú no hagas por ti, nadie más lo ha hecho ni lo hará en tu lugar.
jueves, 1 de octubre de 2009
La Otra Forma de Vivir... ¡Bienvenidas a este espacio!
Madres, hermanas, hijas, abuelas, tías, sobrinas, compañeras, trabajadoras, estudiantes, amigas, MUJERES todas:
Hoy abrimos este nuevo espacio para compartir pensamientos, ideas y vivencias entre mujeres. Dirigido a todas nosotras: las que hemos vivido la violencia, y también, para quienes no la hemos sufrido en carne propia pero sí, a través del llanto de nuestra amiga, compañera o hermana; a todas y cada una de las que estamos dispuestas a alzar la voz contra la violencia desde la otra forma de vivir.
Sabemos que existe, la vemos, la vivimos, pero ¿cómo se define la violencia contra las mujeres?
Lo opuesto a la violencia contra las mujeres es lo que llamamos la otra forma de vivir y ésta se puede lograr a través de un proceso mediante el cual seremos capaces de evitar la violencia, detenerla y erradicarla; el proceso se llama Empoderamiento.
Empoderamiento no significa que ahora seamos más fuertes que los hombres (no vamos a jugar luchitas). Tampoco, que ahora debamos invertir los roles (ellos a la cocina y nosotras a proveer), ni mucho menos se trata de cobrar venganza.
Una mujer empoderada se mira al espejo y encuentra el brillo de una vida digna, de una vida libre de sufrimiento, sumisión o vergüenza; convierte las heridas en cicatrices que le recordarán momentos de su vida pero que también la impulsarán y motivarán a luchar y a levantarse con la frente muy en alto cuando caiga.
Una mujer empoderada no busca venganza, no busca alivio en el dolor del otro. Una mujer empoderada es capaz de darse cuantas oportunidades necesite, y lograr aquello que deseamos todas: otra forma de vivir.
Y ustedes ¿cómo ven, nos empoderamos?
Por hoy, agradezco su atención y espero que éste sea el inicio de un gran movimiento en favor de todas las mujeres que estamos dispuestas a vivir una vida sin violencia.
Hoy abrimos este nuevo espacio para compartir pensamientos, ideas y vivencias entre mujeres. Dirigido a todas nosotras: las que hemos vivido la violencia, y también, para quienes no la hemos sufrido en carne propia pero sí, a través del llanto de nuestra amiga, compañera o hermana; a todas y cada una de las que estamos dispuestas a alzar la voz contra la violencia desde la otra forma de vivir.
Sabemos que existe, la vemos, la vivimos, pero ¿cómo se define la violencia contra las mujeres?
Es cualquier acción u omisión a que se nos somete, “por ser mujeres” y nos causa daño o sufrimiento psicológico, físico, patrimonial, económico, sexual o, incluso, la muerte. Puede suceder en la privacidad de nuestro hogar, frente al empleado de la tienda de la esquina o en la comida del domingo, frente a la familia, lo que la convierte además, en un problema de todos; es decir, en un problema social.
Lo opuesto a la violencia contra las mujeres es lo que llamamos la otra forma de vivir y ésta se puede lograr a través de un proceso mediante el cual seremos capaces de evitar la violencia, detenerla y erradicarla; el proceso se llama Empoderamiento.
Empoderar a una mujer es resignificarla, dignificarla, y devolverle la responsabilidad en sus decisiones y sobre su propia vida. Es desarrollar la fuerza interior que nos ha sido negada, arrebatada o que, simplemente, nunca se nos permitió expresar.
Empoderamiento no significa que ahora seamos más fuertes que los hombres (no vamos a jugar luchitas). Tampoco, que ahora debamos invertir los roles (ellos a la cocina y nosotras a proveer), ni mucho menos se trata de cobrar venganza.
Una mujer empoderada se mira al espejo y encuentra el brillo de una vida digna, de una vida libre de sufrimiento, sumisión o vergüenza; convierte las heridas en cicatrices que le recordarán momentos de su vida pero que también la impulsarán y motivarán a luchar y a levantarse con la frente muy en alto cuando caiga.
Una mujer empoderada no busca venganza, no busca alivio en el dolor del otro. Una mujer empoderada es capaz de darse cuantas oportunidades necesite, y lograr aquello que deseamos todas: otra forma de vivir.
Y ustedes ¿cómo ven, nos empoderamos?
Por hoy, agradezco su atención y espero que éste sea el inicio de un gran movimiento en favor de todas las mujeres que estamos dispuestas a vivir una vida sin violencia.
lunes, 20 de julio de 2009
¡Luce el Collar del Poder Femenino y únete a esta noble causa!
Todos podemos hacer la diferencia. Únete a esta causa, luce el nuevo Collar del Poder Femenino y ayudemos a erradicar la violencia, juntos.
El 100 por ciento de las ganancias de los productos con causa se donan a proyectos que contribuyen a nuestra misión: Erradicar la violencia contra las mujeres en nuestro país
Adquiere el collar con tu Representante Avon aquí o llamando al 01 800 00 640 00.
jueves, 16 de julio de 2009
lunes, 18 de mayo de 2009
Avon & Expresión en Corto lanzarán el Concurso de Cortometrajes “Alza la Voz Contra la Violencia Doméstica” durante el Festival de Cine de Cannes
Cannes, Francia, 15 de mayo de 2009. Avon Products Inc. y el Festival Internacional de Cine Expresión en Corto (México) han unido fuerzas para lanzar el Concurso de Cortometrajes “Alza la Voz Contra la Violencia Doméstica” durante el Festival de Cine de Cannes.
El concurso, que convoca y premia cortometrajes y documentales cuyos contenidos y temas abordan problemas de la violencia intrafamiliar, nació en México en 2007, como proyecto conjunto entre Avon México y Expresión en Corto, y se ha realizado en dos ocasiones anteriores.
“El compromiso social de Avon México empezó hace mucho tiempo y nos dimos cuenta que, durante años, la violencia intrafamiliar no se había abordado públicamente, aun cuando se extiende en todo el país”, comentó Jorge Martínez-Quiroga, Gerente General de Avon México, “Durante los últimos cinco años hemos trabajando con los jóvenes para hacerlos conscientes de este problema” y añadió: “para maximizar nuestro impacto, este año Avon y Expresión en Corto se complacen en lanzar este concurso a nivel internacional durante el Short Film Corner del Festival de Cine de Cannes. Con esta iniciativa Avon reafirma su compromiso de convertirse en pionera al alzar nuestra voz por un mejor mañana sin violencia doméstica”, concluyó el directivo.
El concurso se lanzó el 15 de mayo durante, el evento cinematográfico más importante del mundo y sinónimo del estilo de vida glamoroso, innovador y elegante que sus invitados, estrellas y medios celebran durante el mismo.
El Concurso de Cortometraje “Alza la Voz Contra la Violencia Doméstica” se lanzó oficialmente durante la 62o edición del Festival de Cine de Cannes en una presentación dentro del Short Film Corner, la plataforma más importante del mundo para la distribución de cortometrajes y el lugar de mayor visibilidad dentro del Marché du Film, donde productores, vendedores, distribuidores e inversionistas internacionales se dan cita para cerrar acuerdos que permitan la producción de las películas de mañana. Inmediatamente después de la presentación se mostró el programa del Concurso de Cortometraje “Alza la Voz Contra la Violencia Doméstica” que tuvo lugar dentro del Palais des Festivals et des Congrès.
El programa que representa las mejores películas de los dos primeros años del Concurso de Cortometraje “Alza la Voz Contra la Violencia Doméstica” se podrá consultar en más de 40 pantallas dentro del Digital Film Library (Videoteca Digital de Cine), así como un resumen de las películas en el catálogo y el sitio web oficial del Short Film Corner, donde los invitados del festival, profesionales de la industria, programadores de distintos festivales, estaciones de televisión, medios, y productores que buscan programar y comprar contenidos, podrán consultarlos.
“Avon Products Inc. y Expresión en Corto tienen la creencia mutua en el poder del cine,” comentó Carol Kurzig, Presidenta de La Fundación Avon para la Mujer, “no sólo como un medio que refleja el estado de una sociedad, sino también como vehículo con un impacto duradero y de gran alcance, —especialmente entre los jóvenes de hoy— capaz de trascender todas las áreas de la sociedad.”
Los estudios sugieren que anualmente en Norteamérica hasta 10 millones de niños son testigos de alguna forma de violencia intrafamiliar, y casi 1 de cada 5 adolescentes dicen que un novio las ha amenazado con violencia o con hacerse daño a ellos mismos si ellas dan por terminada la relación.
“Nos complace invitar a los cineastas de todo el mundo a reflejar y reaccionar ante este importante tema y ayudar a concientizar a la gente sobre el problema de la violencia intrafamiliar en nuestra sociedad,” comentó Sarah Hoch, Directora Ejecutiva del Festival Internacional de Cine Expresión en Corto. “También queremos alentar a los programadores para que colaboren con nosotros llevando estas películas a las grandes audiencias en todo el mundo e invitar el programa para futuras presentaciones en festivales y eventos,” añadió Hoch.
Para obtener información adicional sobre el Concurso de Cortometraje “Alza la Voz Contra la Violencia Doméstica”, la convocatoria y el formato de registro en línea se pueden encontrar en: http://www.expresionencorto.com/
El concurso, que convoca y premia cortometrajes y documentales cuyos contenidos y temas abordan problemas de la violencia intrafamiliar, nació en México en 2007, como proyecto conjunto entre Avon México y Expresión en Corto, y se ha realizado en dos ocasiones anteriores.
“El compromiso social de Avon México empezó hace mucho tiempo y nos dimos cuenta que, durante años, la violencia intrafamiliar no se había abordado públicamente, aun cuando se extiende en todo el país”, comentó Jorge Martínez-Quiroga, Gerente General de Avon México, “Durante los últimos cinco años hemos trabajando con los jóvenes para hacerlos conscientes de este problema” y añadió: “para maximizar nuestro impacto, este año Avon y Expresión en Corto se complacen en lanzar este concurso a nivel internacional durante el Short Film Corner del Festival de Cine de Cannes. Con esta iniciativa Avon reafirma su compromiso de convertirse en pionera al alzar nuestra voz por un mejor mañana sin violencia doméstica”, concluyó el directivo.
El concurso se lanzó el 15 de mayo durante, el evento cinematográfico más importante del mundo y sinónimo del estilo de vida glamoroso, innovador y elegante que sus invitados, estrellas y medios celebran durante el mismo.
El Concurso de Cortometraje “Alza la Voz Contra la Violencia Doméstica” se lanzó oficialmente durante la 62o edición del Festival de Cine de Cannes en una presentación dentro del Short Film Corner, la plataforma más importante del mundo para la distribución de cortometrajes y el lugar de mayor visibilidad dentro del Marché du Film, donde productores, vendedores, distribuidores e inversionistas internacionales se dan cita para cerrar acuerdos que permitan la producción de las películas de mañana. Inmediatamente después de la presentación se mostró el programa del Concurso de Cortometraje “Alza la Voz Contra la Violencia Doméstica” que tuvo lugar dentro del Palais des Festivals et des Congrès.
El programa que representa las mejores películas de los dos primeros años del Concurso de Cortometraje “Alza la Voz Contra la Violencia Doméstica” se podrá consultar en más de 40 pantallas dentro del Digital Film Library (Videoteca Digital de Cine), así como un resumen de las películas en el catálogo y el sitio web oficial del Short Film Corner, donde los invitados del festival, profesionales de la industria, programadores de distintos festivales, estaciones de televisión, medios, y productores que buscan programar y comprar contenidos, podrán consultarlos.
“Avon Products Inc. y Expresión en Corto tienen la creencia mutua en el poder del cine,” comentó Carol Kurzig, Presidenta de La Fundación Avon para la Mujer, “no sólo como un medio que refleja el estado de una sociedad, sino también como vehículo con un impacto duradero y de gran alcance, —especialmente entre los jóvenes de hoy— capaz de trascender todas las áreas de la sociedad.”
Los estudios sugieren que anualmente en Norteamérica hasta 10 millones de niños son testigos de alguna forma de violencia intrafamiliar, y casi 1 de cada 5 adolescentes dicen que un novio las ha amenazado con violencia o con hacerse daño a ellos mismos si ellas dan por terminada la relación.
“Nos complace invitar a los cineastas de todo el mundo a reflejar y reaccionar ante este importante tema y ayudar a concientizar a la gente sobre el problema de la violencia intrafamiliar en nuestra sociedad,” comentó Sarah Hoch, Directora Ejecutiva del Festival Internacional de Cine Expresión en Corto. “También queremos alentar a los programadores para que colaboren con nosotros llevando estas películas a las grandes audiencias en todo el mundo e invitar el programa para futuras presentaciones en festivales y eventos,” añadió Hoch.
Para obtener información adicional sobre el Concurso de Cortometraje “Alza la Voz Contra la Violencia Doméstica”, la convocatoria y el formato de registro en línea se pueden encontrar en: http://www.expresionencorto.com/
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miércoles, 29 de abril de 2009
Dialoga Avon con mujeres líderes sobre los retos para acceder a una vida libre de violencia.
Avon, la empresa para la mujer, abre un espacio en donde mujeres líderes de opinión comparten sus conocimientos y puntos de vista para dialogar y buscar superar los retos y desafíos que enfrentan actualmente las leyes estatales que garantizan los derechos de la mujer y su acceso a una vida libre de violencia.
Con esta mesa de diálogo, AVON invita a las destacadas asistentes a que encuentren en esta exposición, motivación para continuar con la lucha contra la violencia doméstica y a que dentro de sus esferas sociales y campos de acción, multipliquen el mensaje.
Durante el evento, Patricia Olamendi, defensora de los derechos humanos y experta mexicana ante la convención de Belém do Para, fue la encargada de exponer h los retos y desafíos que representa la legislación actual “hoy en día, existen discrepancias entre las leyes estatales, ya que no cumplen con los derechos que tiene la mujer. Se necesitan homologar dichas leyes para poder tener una legislación más justa para todas las mujeres mexicanas.”
¿Qué es alza la voz contra la violencia doméstica?
Alza la Voz contra la Violencia Doméstica, es uno de los programas de responsabilidad social que AVON encabeza, como una iniciativa de prevención y una respuesta en apoyo al creciente número de mujeres que día a día padecen esta dolorosa situación. No únicamente para AVON, sino principalmente para todas las mujeres de México, es sumamente importante que las empresas, la opinión pública y la sociedad civil, unamos fuerzas con el objetivo de impulsar cambios transformadores por el bienestar de las mujeres y de la sociedad mexicana.
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lunes, 23 de marzo de 2009
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