Ella se mira al espejo deseando no ver su cuerpo. Igual que cuando está en manos de aquel que la utiliza como un objeto, como un botín de guerra; como un vertedero de impulsos agresivos y lacerantes. Ella ha intentado en cientos de ocasiones arrancar su piel lavándola con piedras para ver si así desaparecen el dolor y la humillación. No tuvo oportunidad de escapar, de huir, de defenderse o de morir. Ahí, frente al espejo, desea que el tiempo la convierta en un cuerpo invisible, indeseable… intocable.
Ella recuerda el llanto y la tristeza; le robaron la infancia y la inocencia. Su padre, su esposo, un amigo, un vecino o un desconocido la despojaron de su propio cuerpo y lo envilecieron pero no pudieron arrancar la esencia de su ser.
Ella está en el campo, en la oficina, en la casa o en la calle y, donde quiera que esté, representa un capricho que a fuerza de amenazas, golpes o intimidación, algún hombre consigue para luego arrojarla al olvido o la indiferencia.
Ella es madre, es hermana, es hija, es novia, compañera o esposa pero aún no es Ella la que decide.
Ella es un cuerpo que cada mañana se mueve y que respira pero que hace mucho tiempo dejó de sorprenderse y de soñar. Ella ha dejado de vivir pero su cuerpo está ahí, frente al espejo y trata de sanarlo luego de vestirlo.
Ella intenta cada día recomponerse para continuar. Ella se mira al espejo deseando volver a ver la luz en su mirada y el brillo en su piel.
Ella es cada una de las mujeres que sufren violencia, acoso o explotación sexual.
Ella, se mirará a sí misma y será capaz de ser una mujer libre y llena de vida porque se tiene a sí misma. Reconocerá su valor. Su experiencia la llevará a recobrar la fuerza para encontrar el lugar adecuado, la gente apropiada y otra forma de vivir.
lunes, 7 de diciembre de 2009
Violencia Sexual... recobrando valor.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario