En nuestros recuerdos siempre habrá un lugar al que podamos regresar y revivir momentos maravillosos y disfrutables.
Lo cotidiano y rutinario nos consume con tal velocidad que un buen día nos detenemos, volteamos hacia atrás y nos cae como balde de agua fría ver que han pasado años y años, que ya no somos las niñas que fuimos y que, de hecho, ahora son nuestros niños los que nos buscan a nosotras para jugar y vivir…
¿A qué jugabas de niña? ¿Cuáles eran tus sueños y tus ideales? ¿Puedes escuchar esa vocecita que te habla de que no deberías olvidarte de ti misma?
Viajemos en el tiempo para recordar y regocijarnos de aquellos momentos maravillosos. Al día a día agreguemos pequeños detalles de aquellos tiempos y reconozcamos en nosotras a esa niña que sigue dentro, esperando con paciencia el momento de hacerse presente en nuestra existencia, para revivir nuestros deseos; jugar, disfrutar y tomar la vida como una experiencia llena de luces y de colores que nos hagan sentir plenas y maravillosas.
Cierra los ojos para viajar a aquella infancia, sólo por el gusto de dedicarte unos minutos de todo tu día para ti y reencontrarte con la mujer extraordinaria que eres cuando vuelves a abrirlos, porque puedes verte con todos los logros que has conseguido y tienes en cuenta todos los que vienen. Porque eres ahora una mujer que va hacia donde quiere ir y toma sus propias decisiones; enfrentas tus errores y aprendes de ellos: igual que cuando eras niña, si te caes y te lastimas, lloras y duele, pero siempre te levantas.
Apapáchate y cuida de ti como lo harías con cualquier niña que estuviera a tu cuidado. No la abandones ni le mientas, no le des la espalda nunca y mírala siempre con todo el respeto que se merece. ¡Tú eres tu niña!
Si hoy, frente a tu mirada encuentras la de tus hijos, bríndales todo el amor y la confianza de que eres capaz. Que vean en ti la capacidad de salir adelante, lejos de un ambiente temeroso, resentido o agresivo. Dales el hogar libre de violencia que siempre has querido para ti misma y juega cuanto puedas con ellos. Disfruta su presencia y no permitas que la presión cotidiana gane la batalla y abra paso al mal humor, el enojo o la frustración. Ofréceles la seguridad de estar a su lado y también déjales saber lo importantes que son para ti. Tú eres responsable de que la otra forma de vivir: sin violencia, sea una realidad para ellos.
Disfruta de tu día, sigue siendo siempre la niña que sonríe para iluminar el cielo de quienes la rodean, y si en tus ojos una lágrima se asoma, déjala fluir, no la escondas ni la borres: siéntela y abrázate; pero asegúrate de recuperar rápidamente a la niña entusiasmada por la vida.
viernes, 30 de abril de 2010
¡Recupera a la niña que tienes dentro!
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Tengo un nudo en la garganta de leer éste articulo,si miro a mi infancia y en general a mi pasado y presente, no encuentro recuerdos de un lugar al que pueda regresar y revivir momentos maravillosos y disfrutables, recuerdo solo cosas dolorosas, rechazo, regaños, menosprecio, ¿cómo puedo borar todo eso y creer que mi vida es maravillosa?........Lo único maravilloso en mi vida ha sido mi hija, pero precisamente por todo eso que aprendi y llevo dentro, por más que la amo y la cuido, creo no soy una buena madre y no sé como hacer para que ella jamás se sienta como yo.
ResponderEliminarYo creo que siempre existe algo en nosotros que nos da ánimos para seguir a pesar de las adversidades... aunque sea algo inventado por nosotros mismos, que puede ser disparatado: Como cuando te dicen que si se te cae un diente y lo pones bajo tu almohada, llega un roedor y de alguna manera se las arregla para llevarte un obsequio, a veces en forma de efectivo, siempre de la moneda en circulación... y en el fondo uno sabe que es absurdo, pero al fin de cuentas te entusiasma y te da valor para aceptar el hecho de que tu diente se va a caer, habrá mucha sangre y nunca más regresará a ti.
ResponderEliminarCreo que depende de cada quien tomar la decisión de seguir adelante apoyándose en uno mismo y enfrentar las cosas como vengan, aunque las circunstancias indiquen lo contrario.
Si en tus recuerdos no encuentras el lugar ideal, construye ese lugar ideal en tu imaginación y trabaja por traerlo a la realidad de tu hija, por ejemplo. Y, junto con ella, cambia tu vida y la suya, por una vida libre de violencia.
ResponderEliminarRecuperarse de la adversidad es, y será siempre, una cualidad maravillosa que te da sentido y motivación para seguir adelante. La ilusión por la vida solo se pierde cuando te pierdes a ti misma.
Gracias por compartir.
leeo eso y m duele xk yo en algun momento d mi vida olvide tdo eso y sufri vilencia en el noviazgo
ResponderEliminarpero aprendi k si m kaigo tengo k levantarme aunk sea duro ps 3 años d mi vida pase hci y ngo k mirar hcia adlant solo fue un error en mi vida x eso chikas no stams solas alsemos la voz !!!!!