viernes, 5 de febrero de 2010

Construye Relaciones de Crecimiento

Las relaciones que establecemos nos construyen, dibujan y enriquecen mucho más que cualquier otra situación de vida que atravesemos. En mayor o menor medida, todas las personas con quienes nos relacionamos dejan parte de su vida en nosotros y, por qué no admitirlo, las atesoramos como si fueran de nuestra propiedad.


Una frase, un gesto, una expresión o una canción, se convierten en disparadores de emociones que envuelven nuestro cuerpo y nuestra sonrisa con momentos extraordinarios de alegría y fascinación y si en ello no hay problema éste empieza cuando nos es imposible asumirnos en soledad y aparece el gran y terrible miedo que nos orilla a establecer relaciones superficiales o dañinas con tal de no estar solas. Misma razón que mantiene a ciertas parejas (tan disparejas como agua y aceite), sin que se decidan a librarse del suplicio pues aún cuando sean más largos los períodos en los que la pasan verdaderamente mal, los instantes amorosos o dulces apaciguan el miedo y negocian todo con tal de evitar el “malestar de la soledad”.

Cada una de las etiquetas que ponemos a otros (como “eres mi vida entera”, la luz de mis ojos”, “mi sol de verano”, “mi noche de estrellas” o “la tibieza de mi piel”) hablan de la representación y peso en toneladas que le damos a las personas y la importancia elevada casi a todopoderosa que les concedemos en función de nuestro supuesto bienestar.

Sin embargo, una relación de amigos, “free”, “amigovios”, pareja, novios, esposos -o cualquiera de los nombres que hoy se le pueden adjudicar a la relación entre dos personas- mientras más dependiente, posesiva y limitante sea, más alejada estará de lo que quisiéramos vivir como una BUENA relación. Nuestra vida es invaluable y como tal debemos protegerla. Depositarla en manos de otra persona es como abrir la puerta de casa a un ladrón o entregar por voluntad propia a un despiadado destructor un cristal y hasta ponerle dedicatoria: “Tuya por siempre”.

Para establecer una buena relación con alguien más es indispensable haber formulado primero nuestras prioridades y nuestros deseos con respecto a un proyecto de vida. Imagina por un momento que alguien deposita en ti la responsabilidad de su bienestar, su felicidad, su integridad o incluso su vida. Ahora piensa en ese evento al que tienes una única oportunidad de asistir pero que la otra persona no puede acompañarte y prefiere (incluso te convence de) que se queden en casa porque tú eres lo único que le interesa en la vida; piensa en los cafecitos que tendrás que cancelar y recuerda que si no estás a su lado le invaden la tristeza o los celos porque no está siendo el centro de tu vida. Poco a poco esta relación se va convirtiendo en una película que más se acerca al terror que al romance.

Así como tú no podrías llevar a cuestas la vida de otros, nadie será capaz de llevar la tuya.

Establecerse en una relación de pareja implica precisamente que ambos construyan a favor de los dos. El crecimiento es cuestión de los individuos. Qué mejor que pensar en que a la felicidad que tú has construido con tu vida se sume otra vida plena. Siendo el caso que ninguna es opacada por la otra, a tu bienestar seguirá uno mejor pero si no hay otra persona tampoco hay dolor ni soledad ni tristeza porque tú estás bien con, sin y a pesar de los demás. Tu responsabilidad con el otro implica el cuidado que tengas de no hacerle daño, de respetarle como persona y como individuo independiente de ti y es exactamente lo mismo que debes esperar de cualquiera a tu alrededor. No importa si es tu padre, tu hermano, tu amigo o tu vecina, el respeto será siempre la mejor amalgama para establecerse en relaciones de crecimiento y no en relaciones destructivas.

3 comentarios:

  1. este artículo fortalece mi espíritu. Que bueno haberlo encontrado.

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  2. Muy buen artículo, gracias por publicar sobre estos temas =)

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  3. Uno siempre encuentra las respuestas... solo hace falta buscarlas!

    Gracias por leer y compartir!

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