viernes, 30 de abril de 2010

¡Recupera a la niña que tienes dentro!

En nuestros recuerdos siempre habrá un lugar al que podamos regresar y revivir momentos maravillosos y disfrutables.


Lo cotidiano y rutinario nos consume con tal velocidad que un buen día nos detenemos, volteamos hacia atrás y nos cae como balde de agua fría ver que han pasado años y años, que ya no somos las niñas que fuimos y que, de hecho, ahora son nuestros niños los que nos buscan a nosotras para jugar y vivir…

¿A qué jugabas de niña? ¿Cuáles eran tus sueños y tus ideales? ¿Puedes escuchar esa vocecita que te habla de que no deberías olvidarte de ti misma?

Viajemos en el tiempo para recordar y regocijarnos de aquellos momentos maravillosos. Al día a día agreguemos pequeños detalles de aquellos tiempos y reconozcamos en nosotras a esa niña que sigue dentro, esperando con paciencia el momento de hacerse presente en nuestra existencia, para revivir nuestros deseos; jugar, disfrutar y tomar la vida como una experiencia llena de luces y de colores que nos hagan sentir plenas y maravillosas.

Cierra los ojos para viajar a aquella infancia, sólo por el gusto de dedicarte unos minutos de todo tu día para ti y reencontrarte con la mujer extraordinaria que eres cuando vuelves a abrirlos, porque puedes verte con todos los logros que has conseguido y tienes en cuenta todos los que vienen. Porque eres ahora una mujer que va hacia donde quiere ir y toma sus propias decisiones; enfrentas tus errores y aprendes de ellos: igual que cuando eras niña, si te caes y te lastimas, lloras y duele, pero siempre te levantas.

Apapáchate y cuida de ti como lo harías con cualquier niña que estuviera a tu cuidado. No la abandones ni le mientas, no le des la espalda nunca y mírala siempre con todo el respeto que se merece. ¡Tú eres tu niña!

Si hoy, frente a tu mirada encuentras la de tus hijos, bríndales todo el amor y la confianza de que eres capaz. Que vean en ti la capacidad de salir adelante, lejos de un ambiente temeroso, resentido o agresivo. Dales el hogar libre de violencia que siempre has querido para ti misma y juega cuanto puedas con ellos. Disfruta su presencia y no permitas que la presión cotidiana gane la batalla y abra paso al mal humor, el enojo o la frustración. Ofréceles la seguridad de estar a su lado y también déjales saber lo importantes que son para ti. Tú eres responsable de que la otra forma de vivir: sin violencia, sea una realidad para ellos.

Disfruta de tu día, sigue siendo siempre la niña que sonríe para iluminar el cielo de quienes la rodean, y si en tus ojos una lágrima se asoma, déjala fluir, no la escondas ni la borres: siéntela y abrázate; pero asegúrate de recuperar rápidamente a la niña entusiasmada por la vida.

lunes, 26 de abril de 2010

Nuestros niños cambiando su mundo

Algunas veces tratamos de escudar nuestras acciones y cargamos a otros lo que en realidad es nuestra responsabilidad. Pensar que los niños o los jóvenes son el futuro y que en sus manos estarán los cambios que tanto anhelamos nosotros los adultos, es una forma de evadir la propia responsabilidad.


Si bien es cierto que los niños demuestran mayor ilusión para construir un mundo mejor, somos nosotros los adultos quienes los estamos educando y quienes les proveemos de la seguridad o de la apatía que reflejen -y de hecho vivan- al crecer y convertirse en los adultos del mañana.

Papás y mamás que agreden, abandonan o son indiferentes con sus hijos, sobreprotectores, permisivos o sumisos, transmiten sus miedos y, de igual forma, la angustia ante la vida y la falta de compromiso consigo mismos y con los demás, generándose así un círculo perverso muy difícil de romper.

En un hogar donde la agresión y la violencia son los estímulos que rodean a la familia, podemos asegurar que se desarrollarán también el miedo y el ataque como formas de interacción a futuro. Pero ahí, donde el respeto y la responsabilidad son raíces, se pueden establecer generaciones de jóvenes que crezcan con la convicción de que una vida libre de violencia sí es posible.

Para que nuestros niños logren cambiar su mundo, tenemos que ser nosotros un ejemplo a seguir, impidiendo que situaciones como la intimidación y la trasgresión de valores sean una constante. La violencia doméstica no es un escenario que pueda verse como algo normal, no debe estar presente y mucho menos ser un modelo en la vida de los niños.

Ser parte de una sociedad libre de violencia empieza por cada uno de nosotros y se expande hacia todos los que nos rodean. Demos a nuestros niños la oportunidad de reconocer en sus mayores, personas en las que puedan confiar y creer, para que, entonces sí, lleguen a ser los hombres y mujeres que, igual que nosotros, sigan cambiando al mundo.

martes, 13 de abril de 2010

Hereda respeto... Rompe patrones de crianza

Quizá una de las tareas más difíciles que nos toca realizar en la vida sea la de criar y educar a nuestros hijos. La mayor parte de la educación, se hace de una forma intuitiva partiendo de los modelos y esquemas que cada uno obtuvo de sus padres y familiares en general; sucede en el día a día, sin pensar mucho en algunos detalles que en realidad son fundamentales.


La educación basada en los roles de género (lo que te toca hacer por ser niño o niña) es, en principio, un patrón que se aplica generación tras generación a prácticamente todos.

Hoy, la realidad nos enfrenta a situaciones de vida en que los nuevos roles ya no se acoplan a los patrones anteriores. Por ejemplo, la idea de actividad de uno y pasividad de la otra ya no es aplicable. Poco a poco el rol de la mujer se ha establecido hacia la igualdad en cuanto a la actividad, económica, social y política, entre muchas otras, y estos cambios logrados (no con facilidad, por cierto) representan también cambios en el desarrollo de su papel en pareja y en familia.

Del mismo modo, para los hombres hoy en día, la idea de su propio papel a desarrollar se ha visto modificada y puede no resultar tan clara. La expresión de este conflicto puede llevar a un tipo de agresión que nace de la inseguridad y del desconocimiento sobre el nuevo rol como pareja y/o padre.

Romper con los patrones de crianza nos lleva a replantearnos una vida a través de los valores de igualdad, respeto y responsabilidad aplicados dentro del ambiente familiar, donde las tareas se compartan y se disfrute de la comunicación.

Trabajemos por un ambiente en el que hablar, discutir, establecer límites y negociar sean las tareas cotidianas en las que todos y cada uno se esfuercen por mantener.

Puede resultar cómodo seguir educando como fuimos educados, desde el control, la amenaza, el miedo o el autoritarismo puro: “por que lo digo yo”. Y escudarnos diciendo que gracias a como fuimos educados “hemos logrado ser lo que somos”, pero siempre es posible mejorar. Siempre será posible la otra forma de vida en la que no sea cuestión de ejercer el poder sobre los otros sino cultivar la seguridad y el crecimiento de todos en una vida sin violencia.

miércoles, 7 de abril de 2010

¿Por qué siempre a mí?... Rompe patrones

Hay personas que piensan que para cambiar hace falta valor o, peor aún, hay quienes piensan que ante la fuerza de la costumbre poco se puede hacer. Sin embargo, una vida sin violencia no es cuestión ni de valor ni de costumbre.


Una de las razones por las cuales se viven relaciones agresivas y violentas puede tener su origen en rincones lejanos a tu conciencia y es necesario que eches un vistazo a tu propia historia.

Durante tu infancia, son múltiples los escenarios, como el hogar y la escuela, en los que se viven situaciones de control excesivo, pasividad o agresión y estos elementos se convierten, a lo largo de la vida en patrones, moldes que van dando forma a tus relaciones posteriores con otras personas. Estos patrones, hacen que de alguna manera encuentres justo a aquellas personas que se asemejan en su trato y en su conducta a aquellos modelos originales con los que te relacionabas.

Cabe mencionar que la descripción anterior no es una regla o un requisito indispensable para que se establezcan relaciones de violencia pero, si en más de dos ocasiones te has preguntado ¿Por qué siempre a mí?, ¿a caso todos los hombres son iguales? o, ¿por qué me tengo yo que encontrar a todos los malvados? es entonces momento de analizarte a ti misma para encontrar la raíz de tus elecciones. Nada habrá que te impida cambiar el modelo.

¿Cómo se le hace?

Ubica aquello que quieres en tu vida y en tus relaciones con los demás; actúa de manera diferente para generar cambios a tu alrededor; mejora la visión que tienes de ti misma dándote el valor que mereces y sobre todo teniendo en ti misma la confianza y la seguridad de que mereces otra forma de vida. Poco a poco, conforme trabajes en ti, verás con enorme orgullo que a tu alrededor hay otro tipo de gente; que sí existe, que es real y que no es solo parte de tu imaginación como también es cierto que una vida libre de violencia, tranquila y feliz, también es posible.

Hay muchas personas en torno a ti que estarán siempre dispuestas a ayudarte yen quienes podrás apoyarte siempre que sea necesario.

Tú eres como un imán y podrás atraer hacia ti todo lo que desees.

Piensa en todo lo que podrás lograr si, en lugar de buscar de acuerdo a un patrón establecido sin tu decisión consciente, favoreces circunstancias en las que tú verdaderamente quieres estar. ¡Estoy segura que te vas a sorprender!