viernes, 12 de marzo de 2010

Ser mujer: Evolución

Cuando en el vientre de una madre se está gestando una nueva vida, las ideas preconcebidas acerca de lo que esa criatura llegará a ser son, por supuesto, infinitas.


Es el caso, que una madre no sólo piensa en que tendrá una hija, imagina además, una serie de escenarios e identidades, construyendo desde ese momento un significado específico de ser mujer, que desde su experiencia, sus propios deseos, necesidades y hasta frustraciones le transmitirá a su hija a lo largo de toda la vida.

Crecer es un proceso continuo de transformación; crecer mujer, es además, un proceso que implicará enfrentarse a patrones familiares y culturales que le señalarán, la mayoría de las veces, un determinado camino a seguir.

Los procesos no se detienen y la transformación que implican también llevan, a la nueva mujer, a confrontar estos esquemas con sus propias ideas, necesidades y sueños para así evolucionar generación tras generación.

Tú y yo llevamos en nuestra propia historia las de aquellas mujeres que antes de nosotras sufrieron y gozaron; heredamos su fuerza y tenemos la enorme fortuna de poder cambiar muchas cosas que ellas tal vez no podían siquiera pensar.

Hoy, la conciencia de ser mujer ya no está sostenida fundamentalmente por lo que otros establecen, sino por lo que tú te planteas. Tu límite es tu propia imaginación y tu valor no es el que otros determinan.

Soltar lazos, cambiar patrones o romper esquemas que inmovilizan o frenan, no es un proceso sencillo, pero siempre será mejor arriesgarte a vivir tu propia vida que vivir la que no te pertenece y de la que te arrepientas por no haber intentado la otra forma de vivir.

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